Un día como hoy, 12 de abril de un año hacia fines del siglo pasado, comenzaba mi historia.
Las páginas más gloriosas aún no se han escrito, pero tampoco serían posibles sin aquellos que forman parte de las que ya se escribieron.
GRACIAS A TODOS, en las buenas y en las malas.
Gracias a los que me empujaron y a los que me sostuvieron en el camino, a los que
me hirieron y a los que me vendaron las heridas, a los que me proporcionaron momentos de infinita felicidad y a los que en su momento deseé nunca haber conocido, porque en definitiva todos me ayudaron a llegar a amar a Dios y depender de Él con TODO MI SER como hoy.
me hirieron y a los que me vendaron las heridas, a los que me proporcionaron momentos de infinita felicidad y a los que en su momento deseé nunca haber conocido, porque en definitiva todos me ayudaron a llegar a amar a Dios y depender de Él con TODO MI SER como hoy.
Si aún por las malas algunos me ayudaron a encontrar nada menos que el secreto de la felicidad, ¿qué más puedo hacer sino estarles eternamente agradecido? ¡GRACIAS A TODOS Y GRACIAS A DIOS!
Y a vos Señor, ¿qué decirte? Vos sabés todas las cosas, vos sabés que te amo. ¡Por siempre, gracias Papá!
Sin embargo, la historia todavía se está escribiendo, y siento en mi corazón, que el mundo será testigo de las páginas más goriosas que aún se están por escribir.
La incansable pluma de nuestro Dios misericordioso continúa escribiendo derecho en renglones torcidos.
Ari Ericson
12 de abril de 2010
